El Pueblo Yanomami y la esperanza de un horizonte indígena

Entrevista a Sonia Guajajara

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El territorio Yanomami es el mayor territorio indígena de Brasil y se localiza en los  estados de Roraima y Amazonas, en la frontera con Venezuela. Fue oficialmente demarcado por el gobierno de ese país en 1992. Ahí se encuentran pueblos indígenas que ya han sido contactados y pueblos aislados dentro del territorio, amenazados por la extracción ilegal de madera y el aumento desenfrenado del garimpo (minería ilegal). 

Se ha documentado que en este escenario, aproximadamente 110 comunidades (de 300) de la Tierra Indígena Yanomami son afectadas directamente por la deforestación, la destrucción y  la contaminación del agua y el suelo causadas por el garimpo. Enfrentándose a criminalización y violencia, especialmente en contra las mujeres, por defender sus tierras y a violaciones a sus derechos a la tierra, territorio, a la salud y a un medioambiente sano. 

En un reciente vuelo sobre el territorio Yanomami, Greenpeace, periodistas de la red Globo de televisión y la lideresa y diputada federal indígena Sonia Guajajara, confirmaron la existencia  de una carretera clandestina de 150 kilómetros construida en tierras de este pueblo indígena y la instalación de cuatro máquinas pesadas para la extracción de minerales. La llegada de maquinaria pesada aumenta la vulnerabilidad de los Yanomami, reduce el acceso a sus propios alimentos (que ellos recolectan) y acelera la destrucción del medio ambiente.

Una forma de preparar el terreno

En los últimos cuatro años, durante la administración de Bolsonaro, hubo complicidad y articulación para descuidar deliberadamente el combate  al garimpo en territorio indígena. El presidente dio permiso para que estas actividades pudieran crecer.  Y durante el pasado periodo electoral, mientras todas las miradas estaban puestas en las campañas, los empresarios propietarios de las minas aprovecharon para construir esta carretera clandestina en solo 4 meses y facilitar la entrada de las máquinas. Todo esto ocurrió bajo la ineficacia calculada del Estado brasileño, en complicidad entre poderes, de lo contrario, no habría avanzado tanto. Tan solo en la administración de Bolsonaro, el número de mineros ilegales en territorio Yanomami se triplicó.

Esto demuestra que no solo tenemos que impedir la entrada de los garimpeiros sino desentrañar el funcionamiento del crimen organizado que ha invadido el territorio Yanomami y combatir a las fuerzas políticas y empresariales que están promoviendo esta estructura para la práctica de la minería ilegal. Ya no basta con operativos policiales puntuales para sacar a los mineros y su maquinaria, se necesita un programa continuo de combate a la minería ilegal que ofrezca alternativas económicas a estos mineros y mantenga una inspección constante de las tierras indígenas, entre otras cosas.

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Garimpo: una crisis ambiental y humanitaria de más de 20 años

El garimpo y sus impactos han sido señalados por los pueblos indígenas por más de 40  años. La organización indígena Hutukara ha denunciado constantemente la presencia de mineros, la invasión territorial por el garimpo y la violencia en contra de las comunidades por parte de los garimpeiros. Existen antecedentes muy fuertes de violencia, como disparos en contra de miembros de la población indígena, violaciones de mujeres, o dragas que han succionado a  niños. Además,casos de desaparición de menores en el río mientras huían de los mineros. Si los Yanomami denuncian, los garimpeiros toman represalias con acciones cada vez más violentas. Los pueblos indígenas de la región están muriendo a causa de la minería. 

A lo largo de los años, la resistencia indígena en tierra Yanomami se ha fortalecido y articulado. Organizaciones no gubernamentales que trabajan en el terreno han emitido ya una serie de denuncias y acciones legales. APIB, por ejemplo, presentó una acción judicial pidiendo a la Suprema Corte la retirada de los invasores de diversos territorios, incluso Yanomami, pero hasta el momento nada se ha hecho. 

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Desafortunadamente, el gobierno no ha tenido la voluntad de expulsar a los invasores y poner fin a la explotación ilegal de los territorios indígenas. Durante el gobierno de Bolsonaro, las decisiones del Supremo Tribunal Federal de Brasil derivadas de investigaciones que demostraron las invasiones, deforestación y minería ilegal en territorio indígena fueron impugnadas bajo la justificación de que, como el problema es muy antiguo, no se resolvería en los cuatro años de gobierno.

No se puede permitir que la economía se base en la explotación de los territorios indígenas. Es necesario impulsar políticas para la protección del medio ambiente, que eliminen a los invasores y protejan la vida y territorio del pueblo Yanomami. Con articulación de políticas sociales, ambientales y económicas se podrá frenar esta práctica dentro de los territorios indígenas. No hay forma de pensar el crecimiento económico desconectado de la agenda ambiental y de derechos humanos de los pueblos indígenas. 

Momento histórico para los Pueblos Indígenas

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Por primera vez en la historia, los pueblos indígenas están discutiendo una política indígena, desde la raíz. No como se hacía antes. Somos parte del equipo que prepara la transición gubernamental. Y  es resultado de largos años de lucha por la visibilidad, el respeto a nuestro modo de vida y el cumplimiento de nuestros derechos. 

No queríamos ocupar puestos en los partidos políticos y en el gobierno porque entendíamos que el Estado no nos proporciona condiciones suficientes para desarrollar nuestro trabajo, de acuerdo con nuestras reivindicaciones. Pero ahora entendemos que sí tenemos que formar parte de esa estructura, porque tenemos gente preparada, gente comprometida, gente responsable, y estamos abogando por eso ante el gobierno de Lula, para que tengamos condiciones no sólo de formular políticas en el legislativo, sino también de ejecutar esas políticas.

Es importante hablar del protagonismo de las  mujeres indígenas en este momento histórico. Tenemos dos mujeres indígenas articuladas con el movimiento, que fueron elegidas como diputadas federales, dos mujeres que también están siendo propuestas para asumir el Ministerio de los Pueblos Indígenas y una mujer siendo propuesta para la Secretaría de Pueblos Indígenas.

Las mujeres hemos logrado avanzar en poco tiempo con la ocupación de espacios en la tribuna política. Y entre  nosotras estamos logrando acompañar este protagonismo de nuestras compañeras. Con esta ocupación de espacios a corto plazo, demostramos que también estamos dispuestas a asumir espacios más allá de nuestros pueblos.

Tiempo de reconstrucción: una agenda indígena

Estamos saliendo de un periodo de desmantelamiento para  retomar la democracia en Brasil. Es una transición con la presencia y participación indígena, que siempre tuvo un papel secundario o de resistencia, para asumir también el papel de estar en el Parlamento del Estado con poder de ejecución. Es momento de reconstruir y dar lugar a las prioridades que garantizarán nuestras vidas: 

 

  • Reanudar la demarcación de los territorios indígenas.
  • Garantizar la protección de los pueblos aislados, considerando el alto índice de invasiones y destrucción de sus territorios  que los coloca en una situación de alta vulnerabilidad.
  • Asegurar una estructura financiera para temas de salud - sistema que está apunto de colapsar por recorte presupuestal- y para temas de educación para los pueblos indígenas
  • Implementar una estrategia de seguridad para las personas defensoras de derechos indígenas
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Debemos pensar más a medio y largo plazo en acciones, con los derechos de los pueblos al centro. Salvaguardar a los pueblos indígenas y evitar que las crisis ambientales y humanitarias -como la que se vive en Tierra Indígena Yanomami- sigan creciendo.

Necesitamos contar con la movilización de la sociedad civil, apoyo internacional, articulación de redes nacionales e internacionales, para seguir presionando, luchando hasta que se respeten nuestros derechos y se atiendan nuestras reivindicaciones. Es el momento de que estemos juntos pensando en un proyecto de país que se adapte a todas las personas y que respete a todas las sociedades. Nosotros, los pueblos indígenas, estamos listos para asumir el protagonismo de una nueva historia. 

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